“Soy el vino, me ha satisfecho apreciar que ya hay
algunas personas que por lo menos se preocupan de mí. Las expresiones que se
refieren a las condiciones de fresco y frutoso, que muchas veces tengo, me
llenan de gozo. Cuando se comenta sobre
mi cuerpo, cierto rubor me asoma, pero como también soy tinto no se me nota.”
LA MADRE DEL VINO – LEYENDA ITALIANA.
“Cuentan viejas historias que hace miles de años, en tiempos muy remotos, la vid no producía ningún fruto; era una planta estéril. En vista de ello, el campesino dijo un buen día: -Vaya cortar esta planta, porque no sirve para nada. Y, efectivamente, al llegar la primavera, cortó todas las ramas dejando sólo un abultado muñón. Al verse desnuda, la vid empezó a llorar amargamente, destilando lágrimas de las ramas cortadas y lamentándose con pena. ¡Ay, pobre de mí, qué desgraciada soy!- decía. Sin embargo, la verdad es que nadie escuchaba ni sus lamentos ni su llanto. Todos los árboles y las plantas estaban atentos sólo a los trinos del ruiseñor que, al oscurecer, empezaba a cantar de modo maravilloso en la enramada junto al río. ¡Qué pena! -se dijo la vid al escucharle-. Si este pajarilla me ayudase a llorar, bien pronto renacerían mis cepas y mis pámpanos. Preocupada con esta idea, cierta noche, al fin, llamó al ruiseñor y le dijo con voz quejumbrosa y dolida: -Oye, hermoso pajarito,
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